El Hambre

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Solo hay una cosa más seria que “El Hambre”: “El Terror”. Sobre mi amigo “El Terror” hablaré próximamente, tal vez mañana.


En Cuba, “El Terror” es mayor que “El Hambre”; hambre hay mucha… pero el terror ya es genético. Digamos que el primero es un General de División, mientras el segundo es un Militar de Brigada intentando siempre insubordinarse sin éxito.

El venezolano “de adentro” ha convivido con “El Hambre” toda la vida. Nuestro presidente lo sabe porque a él le tocó muchas veces decidir entre irse a la cama con una longaniza, una “araña de coco” o un pedazo de dulce de lechosa que le hacía su abuela Rosinés… allá, en Sabaneta de Barinas, un lugar tan lejano y oscuro que si el mundo tuviera nalgas, sería el ojo del culo.

El propio Hugo sabe – sin embargo -- hasta dónde está dispuesto a aguantar hambre el venezolano del cerro. Ese que está acostumbrado a “matar tigres” con tal de conseguir unas patas de res con las cuales hacer un hervido para bajar el dominó.

La regla indica que antes de que los del cerro se arrechen, hay que apretar las tuercas al máximo. Recomendables serían las “Brigadas de Acción Rápidas” que se inventó Castro para aplacar cualquier movimiento extraño en Cuba, pero éstas no serían de mucha utilidad si no se declara oficialmente un estado totalitario en pro de la revolución bonita.

El tiempo se le acaba al Sr. Chávez; el tiempo en “democracia”, quiero decir… porque dentro del comunismo el tiempo se congela y las horas pasan mientras las tripas suenan en desesperanza.

El Hatillo 17 de marzo de 2003